Adoro la naturaleza en todas sus formas, incluso en la forma humana, y es por eso que lamento lo que vi y sentí al visitar el acuario. Es cierto que de otra manera no habría podido ver ni fotografiar y, por lo tanto, no habría podido enseñar ninguna de estas especies de animales, pero me imagino atrapada en un espacio así y no puedo evitar sentir melancolía y angustia. No está en mi mano cambiarlo, al menos por el momento, pero si mostrarlo…
Un conjunto de preciosos animales a través de cristales rallados por la impaciencia, sin derecho a la intimidad, sin posibilidad de avanzar si uno es osado y, si no lo es, sin posibilidad siquiera de dejarse llevar por la corriente…