Soy lo que ven mis ojos, lo que han visto, y veré lo que soy.

La extraña mezcla de una vida de viaje, una vida de vidas, el baúl de mis recuerdos, el entrenamiento de mis ojos, de mis pulmones, de mi alma… Sé que son muchas fotos, que igual os quito mucho tiempo, que no tienen orden ni coherencia, pero al fin y al cabo es lo que soy, y todas esas miradas, esos paisajes y esos animales están en mí. Ahora mirando el camino sé que me equivoqué en muchas decisiones, que tomé desvíos que dolieron, pero también sé que aprendí y que estoy mirando hacia mí misma, que ya sin miedos y con mis errores camino hacia lo que quiero ser, y no camino sola.

Por eso esta entrada, porque me estoy preparando, me estoy esforzando y estoy aprendiendo, y aunque no dejo nada atrás y lo llevo todo en mí, marco un punto de inflexión en mi propia historia porque yo lo decido así; y dejo aquí las fotos que hice sin saber hacer, sin técnica, pero con el alma más pura, porque cuando viajo y conozco y estoy en movimiento es cuando soy yo misma, es cuando siento fotos en el aire y veo personas que no quiero olvidar, momentos importantes, situaciones difíciles que deben verse y vidas distintas en lugares con otro aire, con otra luz. Algún día volveré a esos sitios siendo una artista de la luz, manejando cada posibilidad de mi cámara. Sólo espero que en este tiempo de aprendizaje mi alma permanezca intacta, sensible y fuerte, y que lo único que cambie de todo esto es que sea capaz de sacar el brillo de esas miradas aunque haya poca luz…

Amor salvaje. La dignidad de un pueblo se mide por su amor a los animales.

Difícil explicar a quien no tiene animales, a quien no ha abierto sus puertas a un amor natural y puro, sin intereses, sin engaños, sin esa complejidad humana que dispersa lo importante… La fidelidad, la compañía, la dulzura y el cariño. Todo en un animal, todo calma, todo instinto. Enredan, juegan, te despiertan, arañan y rompen, sí, pero cada muesca que dejan en un mueble, la llenan… Y de repente tu casa ya no tiene vacíos, y tu alma se llena de forma animal, como bien sabe nuestro instinto, porque al final lo más humano es que todos y todas somos animales…

Samuel

Mirada traviesa que escapa entre rizos, engañando con sonrisas para darte besos, pellizcos, y disolver sus pensamientos entre juguetes y juegos, siempre con alguien cerca, contigo, descubriendo minutos entre baldosas y sillas, entre árboles y hierba…

La Cuniacha